MIS BOTAS VIEJAS.

MIS BOTAS VIEJAS.

Amo a mis viejos zapatos, siempre me protegieron de los peligros
del camino, así envejecieron. como todo en la vida y ahora que están rotos, con dignidad rechazan las cirugías plásticas que les pudieran macer los zapateros.
Mis zapatos de fiesta. todo el tiempo estuvieron brillantes, bien cuidados y los de trabajar. llenos de barro en un rincón. Cuando anduve por malos caminos, siempre andaba con lindos e impecables zapatos.
Ahora, cuando mis zapatos labriegos se cansaron, pensé adquirir unos nuevos, pero sentí un remordimiento, algo me molestaba... era la voz de mi consciencia que quedó prendida con la de los lodosos.
Mis botas viejas son inmortales, son zapatos con alma.

Roberto Rourk




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